La fascitis plantar es una patología muy frecuente y constituye un importante problema terapéutico. En los individuos adultos es la causa más habitual de dolor en la región plantar. Puede ser de aparición uni o bilateral. Es más común en deportes que implican correr y caminar largas distancias. En la población general no deportista se presenta tras un aumento de los períodos de bipedestación y marcha. En individuos no tratados puede ser una fuente de morbilidad durante varios meses. La mejoría se experimenta de forma más rápida y completa cuanto más precozmente se comienza el tratamiento médico-rehabilitador.
También llamada talalgia plantar, la fascitis plantar es un trastorno doloroso del retropié que se localiza en la parte inferomedial del talón. Las alteraciones de la fascia plantar (fasciopatía plantar o fascitis plantar) representan una patología muy frecuente y constituyen un importante problema terapéutico. En los individuos adultos es la causa más habitual de dolor en la región plantar. Las verdaderas tasas de incidencia no son bien conocidas, pero se estima que puede llegar a afectar hasta al 10% de la población a lo largo de su vida. La edad de aparición más frecuente es a partir de los 30 años. Puede ser de aparición uni o bilateral. La fascitis plantar es frecuente en los deportistas. Es más común en los deportes que implican correr y caminar largas distancias. Asimismo, es frecuente en los bailarines, gimnastas, tenistas y jugadores de baloncesto. Puede aparecer en atletas, profesionales o no, en personal militar y en la población general sedentaria. En los atletas, suele iniciarse tras un cambio en el programa habitual de entrenamiento. Mientras que en la población general no deportista se observa tras un aumento de los períodos de bipedestación y marcha. Aunque a menudo es autolimitante en individuos no tratados, puede ser una fuente de morbilidad durante varios meses y en ocasiones, en los peores casos, durante varios años. La mejoría se experimenta de forma más rápida y completa cuanto más precozmente se comienza el tratamiento. Así, si este se empieza antes de las primeras seis semanas del inicio de los síntomas, se cree que el pronóstico será más favorable. No obstante, la situación se cronifica aproximadamente en un 10% de los casos. En cambio, se ha observado que, si los síntomas duran más de seis meses, el riesgo de cronicidad se incrementa.
Es errónea la equivalencia entre los términos fascitis plantar y espolón calcáneo. Este último consiste en la aparición de una exostosis radiológica en la zona de inserción de la fascia plantar y no siempre se correlaciona con la clínica. También ha sido definido como una proyección ósea horizontal mayor de 2 mm desde la tuberosidad calcánea medial, que aparece por excesiva tensión sobre la inserción proximal de la fascia plantar y del músculo flexor corto de los dedos. Hasta un 59% de pacientes con clínica de fascitis plantar y hasta un 20% de individuos asintomáticos presentan un espolón calcáneo visible en la radiografía (Figuras 1 y 2). El espolón óseo localizado en el fondo del talón no es el causante del dolor de la fascitis plantar. Por el contrario, el dolor está causado por la inflamación y los microdesgarros de la fascia plantar. Así pues, aunque los espolones óseos pueden asociarse a fascitis plantar, no son la causa de su aparición.